No sé manejarme en esta embarcación con nombre numérico, tampoco si me llevará a abrir el horizonte.
Un semáforo en el mástil se prende en el color esperado.
La primera en subir es la Señorita del agua, me besa con sus antenas y se recuesta en los troncos apilados de la explanada.
Quimera de renglones escritos con chispas, carcajadas de espumas en mi aparente calma.
¿Y si anidara en el río sobre mis piernas ocultas?
Me desprendo de la Macarena II 02389
Me quedo aquí, un tronco vigía antes del horizonte.
Monipampi
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