El último domingo de cada mes un grupo de amantes de las palabras y el río nos juntamos en la Bibliolancha de la Biblioteca Santa Genoveva del Arroyo Felicaria y nos vamos a escribir a los Bajos del Temor. Allí el río nos mece mientras escribimos

miércoles, 6 de abril de 2011

Haiku

                            RIO ABIERTO

                             CIELO Y AGUA

                               LA INMENSIDAD…

                                               Susana Pasi



 

Remanso

Viejo, profundo
Infinito río
Mece suave el juncal
Recóndita armonía
Paz sin límites
                                                            HORACIO

Aguaje del Durazno


 Rumbo a los bajos
Con un suave movimiento de mano
Con cariño,  como si saludara  a un viejo amigo
Guillermina lo presentó
Ese es el aguaje
Así lo conocí, con marea alta
Serpenteando entre juncos
Acariciando juncos
                                                            HORACIO

domingo, 3 de abril de 2011

Calma isleña


--Habrá que esperar —pensó mientras oía el quejoso golpear del agua en el casco oxidado del barco. Pensó que ya debía ser pasado el mediodía por como picaba el sol, o sea que hacía cinco horas que estaba oyendo el golpeteo del agua, pero sabía que podía seguir así el resto del día, y la noche, y no aparecería nadie. Estaba solo en el río, el motor muerto. Varado hasta quién sabe cuándo.
Calculó sus provisiones: un pedazo de queso, salame duro que usaba de carnada y galletas. Por suerte, mate. De lejos llegaba un leve aroma de caña de ambar.
Con calma isleña, el hombre acomodó sus provisiones dentro del bolso, revisó por cuarta vez el motor, comprobó por cuarta vez que ya no andaría nunca más.
Encendió un cigarrillo y se recostó en el fondo del barco. Una garza cruzó volando sobre el río. El hombre sonrió.
--Habrá que esperar –pensó.
SONIA BERNADES

Río seré

Lejano el rio
lejano el mar
Lejanos todos desde este lugar

Dónde estaremos sino en este lugar
dónde estaremos cuando no estemos acá?

Apacible Delta
vida buena
silencio total

Aquí quedaremos para siempre

Apertura libre
agua baja
viento que va
como la vida esta
que va

Juncos, sauces
y esta suavidad
Sol y soledad

Aquí me quedaré
Cerca del río
en el río
dentro del río

Río seré

Guillermina Weil

Macarena II 02389


No sé manejarme en esta embarcación con nombre numérico, tampoco si me llevará a abrir el horizonte.
Un semáforo en el mástil se prende en el color esperado.
La primera en subir es la Señorita del agua, me besa con sus antenas y se recuesta en los troncos apilados de la explanada.
Quimera de renglones escritos con chispas, carcajadas de espumas en mi aparente calma.
¿Y si anidara en el río sobre mis piernas ocultas?
Me desprendo de la Macarena II 02389
Me quedo aquí, un tronco vigía antes del horizonte.
                                                                                                                                      Monipampi

Escrito en el río


La lancha Genoveva
está en el muelle
Esperándonos,
subimos
zarpa
zarpa con nosotros a bordo
LOS ESCRITORES.
Vamos mirando,
descubriendo
detalles del Delta.
Vamos en camino,
camino a los bajos del temor.
La casa "Remolino",
amarilla,
de madera,
amplia y bella.
"Los pecanes",
 sus mesas vestidas,
 esperan.
El muelle "Camalote",
pinos en la orilla.
Escucho
Escucho el motor
mezclado con las cotorras
El agua choca,
el casco de la embarcación.
Se acerca el otoño
los fresnos
se visten de amarillo
Es mediodía,
el sol
cae,
fuerte sobre el rio
una lancha
hace bailar los juncos,
en la orilla de los bajos.
Buscamos un lugar
donde anclar
y, ahí estamos
a la sombra de un sauce
escribiendo
mate de por medio
en la Genoveva.

Cecilia Dumrauf

Nada más


La casuarina está mochada
Rota en la costa
Quebrada en la costa

La canoa blanca va
Y va, sólo va

El camalote sigue a la canoa
El papiro mira a la canoa
El laurel en flor despide a la canoa
Que va, por ir nomás
Como el boga
Que va de ir
Y nada más

Guillermina Weil




Julia


Un dorado espera
Marejada con viento
Calma chicha
Más viento
Remanso y remolinos
Los pecanes y camalotes
Hasta el almacén de Sosa
Llegaba Pedro
Poca pesca en Los Bajos
No sabe si en las islas
La soda lo espera
Helada
Junto a su vaso de siempre, Julia

Pablo Etchevers






sábado, 2 de abril de 2011

VAMOS



Manos escriben apresuradas muchas palabras
todas viajan en un mismo bote.
Un hombre musculoso toma sol en su muelle
lo miramos, nos mira y nos sigue mirando.
Guillermina maneja y escribe.

Dos ríos aparecen
el de la izquierda es nuestro camino
ahora hay mucho horizonte.
Se aproxima una lancha
brilla tanto que encandila
el río toma el color del cielo.

Casitas escondidas entre lo verde
y un esqueleto de la que fue ó va a ser...
El almacén de Sosa está vacío.
Los pibes pasan rápido y hacen ola
llevan cañas de pescar y unas cervezas.

El río se hace ancho
las manos escriben lento.
Muchos juncos nos escoltan
también margaritas amarillas
vuela un chimango.
El río se hace tan ancho.

En una orilla, desde una lancha
se zambulle una pareja de viejitos
una garza se confunde con las nubes
hay mucho sol.
La proa busca sombra de los sauces
una mujer acerca sus pies al agua
Yo escribo.


Silvia Sergi